domingo, noviembre 30, 2008

17 años en prisión en las cárceles comunistas de Rumanía


17 años en prisión en las cárceles comunistas de Rumanía

¡Contigo, Cristo!

En 1948, el régimen comunista de Rumanía liquidó la Iglesia greco-católica -uno de los ritos orientales de la Iglesia católica- forzándola a unirse con la Iglesia ortodoxa. Los siete obispos y muchos sacerdotes y laicos que no quisieron renunciar a la unidad con Roma fueron arrestados. Tertulian Langa, de 26 años, abogado y teólogo, fue arrestado entonces y pasó 17 años en prisión. Éste es el relato de su sufrimiento en prisión y de su unión a Cristo, extraído del documental Hacia el sol, de Ayuda a la Iglesia Necesitada

Tenía estrechas relaciones con el Episcopado y tenía contactos regulares con los obispos. Fui requerido por la Securitate para obtener información sobre la Iglesia y su actitud hacia el régimen comunista. Me golpearon sin que me hicieran una sola pregunta. Como no conseguían nada, cogieron un saco de arena del tamaño de una botella de un litro y comenzaron a golpearme en la cabeza: «¡Habla!» 50, 80, 1.000 veces, sin que me hicieran ni una sola pregunta. Sólo ¡Habla! ¡Habla! Era la noche de Jueves Santo. Oí sonar las campanas en una iglesia cercana, y de repente recordé que Jesús también había sido golpeado, y empecé a repetir: ¡Jesús, Jesús! Gritaba a Jesús para sufrir juntos. Me miré las heridas e, inconsciente por los golpes, seguía diciéndome: Jesús está conmigo.

Empezaron a amenazarme con hacer daño a mi esposa. Sabían que sólo habíamos estado juntos durante tres meses después de nuestra boda, y que ella estaba embarazada. Decían: «La traeremos aquí y la golpearemos hasta que dé a luz ante tus ojos». No me rendí a sus amenazas, pero fue lo más difícil que he tenido que soportar en la vida.

Tras dos años de interrogatorios, me condenaron a 20 años de trabajos forzados. Me llevaron a una prisión, con celdas individuales, en completo aislamiento. Era una celda sin nada, sin cama, silla o mesa alguna, sólo barrotes y una ventana con rejas. Estábamos desnudos, el tiempo empeoraba, hacía viento y nevaba. De repente oí que alguien tocaba en la pared: «Nos han traído aquí para morir de frío. Recuerde esto: el que no camina, muere». Seguí su consejo y caminaba durante 23 horas al día. A las doce en punto, cuando el sol entraba en las celdas, nos parábamos y nos arrodillábamos, luego el sol se iba y nos helábamos de frío, y volvíamos a caminar. Así, durante cuatro meses. Quien se paraba, moría.

Yo no era sacerdote cuando me enviaron a prisión. Fue allí cuando fui consciente de mi vocación. Todos los días rezaba el Rosario con un grupo de compañeros. Durante todo ese tiempo en prisión, en que viví sin la Eucaristía, la oración fue mi único medio de comunión espiritual.

Me llevaron a otro sitio. Mi esposa y mi hija, que tenía seis años, vinieron a visitarme. Yo no la conocía porque había nacido estando yo en prisión. Ella me reconoció, aunque nunca me había visto, y exclamó: «¡Papá!» El oficial se conmovió y la levantó sobre la reja para que pudiera tocarla. La besé, y nunca olvidaré aquel sentimiento, un beso cortado por los alambres comunistas.

Se me concedió el derecho a recibir correo. Entre las medicinas que recibí había una botella. Un oficial la probó y después escupió lo que había bebido a tierra. Era vino, dulce y nada amargo, pero Dios hizo el milagro de hacerle parecer a ese oficial que era un líquido amargo para escupirlo. Pudimos celebrar la Eucaristía con este vino, a escondidas, gracias a uno de los sacerdotes presos. Vertíamos ocho gotas de este vino con una gota de agua en una botella de penicilina. Guardábamos el Pan sagrado, sin saber quién podía necesitarlo en los días siguientes, y lo escondíamos en nuestra celda. Un día, tras volver del trabajo, uno de los oficiales más crueles de la prisión me estaba esperando: «¿Qué es esto? ¿Pan consagrado?» Contesté que sí, y entonces lo tiró todo al suelo. Me arrodillé y comencé a chupar todos los lugares donde yacía la Santa Eucaristía. Recogí todo lo que se podía recoger y me levanté. Entonces aquella bestia me preguntó: «¿Crees realmente?» Me eché a llorar y dije: «Sí, señor comandante, creo». Él se conmovió y, saliendo de la celda, me dijo: «Reza entonces por mi mujer, porque está enferma, tiene cáncer».

Cuando estaba al borde de mi resistencia, a fin de tomar fuerzas, me decía: Contigo, Cristo. No fue un lugar infernal, fue el lugar de mi consagración, fue el lugar donde muchas personas encontraron la fe, donde expiaron sus pecados. Por tanto, el diablo, si había querido hacernos sufrir, en realidad sirvió al designio santificante de Dios. El diablo estaba allí, pero estaba sentado a un lado, mordiéndose las uñas, viendo cómo había servido para aumentar nuestro amor a Jesús.

miércoles, noviembre 26, 2008

Y el P. fortea nos da una sorpresa

Pablo J. Ginés Preparar para imprimir Enviar por correo

La repentina conversión del padre Fortea: "no hubo evolución, fue de golpe, en medio minuto"

Descrita en su libro "Memorias de un exorcista", compite, por inesperada, con las de Frossard o Gorítcheva


Lo decía André Frossard en libro Dios existe, yo me lo encontré: a muchas personas, incluyendo muchos cristianos, no les gustan las conversiones gratuitas, súbitas, por pura gracia, sin procesos previos. Dan la sensación de que Dios coge a una persona y le da la vuelta, la cambia. Dan la sensación de que Dios es libre y es Señor. A muchos, eso les asusta.

Es lógico que estas historias de conversión asusten a la gente que no es religiosa. Recuerdan que "podría pasarme a mí". Es más desconcertante que asuste a la gente religiosa. Algunos, quizá, tienen miedo de que Dios "se fije demasiado en mí" y "me cambie".

Otros, parecen temer el poder de Dios para tocar y cambiar a la gente con descarada libertad, e insisten en buscar las raíces psicológicas del cambio. Pero, a veces, no hay raíces. Simplemente, parece que Dios hace lo que quiere y como quiere.

José Antonio Fortea, cura de la diócesis de Alcalá de Henares famoso por sus libros sobre demonología y algunos casos de exorcismos que ha recogido la prensa, acaba de publicar su libro "Memorias de un exorcista" (Ed. Martínez Roca, 2008). En realidad, los temas demonológicos sólo ocupan una tercera parte del libro. El resto del volumen habla de su infancia, de su vocación, de la vida cotidiana de un cura en un pueblo, en el servicio militar, como capellán en un hospital, las relaciones con feligreses, compañeros, sus lecturas y aficiones...

El libro se lee bien, con agilidad, y resultará especialmente interesante para aquellos que hemos nacido entre 1965 y 1980, con un costumbrismo que recoge los dibujos animados, los tebeos, los libros de nuestra generación. Y también el ambiente eclesial. Pero, más impactante que los testimonios de exorcismos es el testimonio de conversión del joven Fortea, que vamos a transcribir íntegro por su absoluta gratuidad, para luego compararlo con tres casos "emblemáticos": el del escritor francés André Frossard, el de la autora soviética Tatiana Gorítcheva y el de la poetisa norteamericana Joy Davidman.

Fortea era un chaval de Barbastro, Huesca, de 15 años, que no iba a misa excepto en alguna ocasión familiar o escolar y no tenía ningún interés por Dios. El cambio llegó el 12 de octubre de 1983, cuando estudiaba segundo de BUP.

"Un día como otro cualquiera, entré en mi habitación y, de pronto, sentí que era un egoísta y una mala persona. Me entró un gran arrepentimiento y vi que la Iglesia era el camino por donde iría progresando hacia la virtud. Todo esto no duró más de medio minuto, no oí ninguna voz celestial, ni tuve ninguna visión, pero de pronto se había operado en mí una gran conversión: había comprendido que era un pecador y que el camino de la salvación era la Iglesia.

Así de sencillo, así de repentino. Ya me gustaría poder escribir treinta capítulos, como san Agustín, explicando mi marcha hacia la conversión. Pero en mi caso no hubo evolución, sino irrupción repentina de la gracia.

Es curioso, nada había preparado ni presagiado ese momento, no tenía ningún remordimiento, ninguna preocupación, nada. Fue una acción fulminante de la gracia. Vivía tan feliz en mi alejamiento de la religión y de pronto... De pronto, en medio minuto, me acababa de convertir en una persona religiosa. Era increíble. En los días precedentes, ni mi familia, ni mis amigos, ni mis profesores me había impulsado a ello. Nada, absolutamente nada. No había una causa razonable que provocara aquel cambio tan brusco, tan profundo.

Sin duda, cualquier psiquiatra me diría que eso se debía a mil causas latentes en mi subbconsciente. Pero no, yo, que me conozco bien, puedo asegurar que aquello fue la gracia, una gracia súbita, contundente, que me hizo pasar del blanco al negro en medio minuto, sin hablar con nadie, sin leer nada, sólo dándome cuenta de esas dos cosas, que yo era un pecador y que las enseñanzas de la Iglesia eran la verdad y constituían el camino para progresar en virtud. Fue un cambio sin dudas ni vacilaciones.

En aquel mismo momento me arrodillé al lado de mi cama y oré intensamente, sabiendo que alguien me escuchaba. Aquélla sí que fue una oración profunda. No duró más allá de dos minutos, pero en cuanto me levanté, tomé una hoja de papel y comencé a hacer examen de conciencia. Sin ningún tipo de resistencia por mi parte, entendí que debía confesarme.

Externamente seguí igual, pero internamente era ya otra persona. No comuniqué a nadie mi cambio, mi conversión. Al llegar el domingo, pensé que debía ir a misa. Pero se me hacía muy duro, porque cuando iba a misa era acompañado de mi familia o de todo el curso. Me resultaba muy violento ir solo. Pensaba que, al entrar, la gente me miraría y que comentarían en voz baja mi presencia allí. Barbastro no era Nueva York, todos nos conocíamos, y mis miedos no eran infundadas imaginaciones de mi mente.

Estuve luchando internamente media hora, en mi casa. Pero cada vez que me decía voy, me imaginaba a las señoras susurrando ah, mira, el hijo de Fortea, qué raro, si nunca viene.

Finalmente, a pesar de mis esfuerzos internos, me rendí; no podía ir, era superior a mis fuerzas. Diez minutos después, un amigo que en nueve años nunca me había invitado a ir a misa me llamó por teléfono y me preguntó: ¿Quieres ir a misa? Nadie me había propuesto jamás ir a misa, y ese domingo, ¡justamente ese!, recibía aquella llamada. Dios existía, dijeran lo que dijeran Marx, Freud o Sagan en su documental Cosmos.

Ese día fui, y ya no dejaría de ir cada domingo en lo que me quedaba de vida. Ese domingo me confesé y por fin comulgué a ciencia y conciencia. Dios había irrumpido en mi vida de un modo arrasador. No había precisado de tiempo, ni de preparación, ni de nada; entró cuando Él quiso, como Señor que entra cuando quiere, donde quiere.

No hace falta decir que mi presencia en aquella iglesia de San Francisco fue notada. Había más de trescientas personas, y las noticias no tardarían en llegar a mi madre. Y reza muy fervorosamente después de comulgar, le llegó a decir a mi madre una señora de la misma calle. Mi madre no se opuso y no me dijo nada, pero sí que me refirió ese comentario, sugiriéndome que no me significara tanto.

"Gramsci encontró la fe" antes de morir

'Il Corriere della Sera' publica esta clamorosa revelación hecha por el arzobispo Luigi De Magistris, aunque un historiador dice que en los textos no consta nada al respecto

,El fundador del Partido Comunista Italiano Antonio Gramsci, pidió los sacramentos cristianos justo antes de morir, según ha afirmado el arzobispo Luigi de Magistris. Sin embargo, el filósofo Beppe Vacca afirma que éste es un hecho no constatado en los libros, según ha publicado este martes Il Corriere della Sera. "Gramsci murió con los sacramentos. Y pidió a las monjas que lo atendían si podía besar una imagen del Niño Jesús" según ha afirmado De Magistris. "Este hecho es cierto -ha declarado en la Radio Vaticana- aunque en el mundo de la hoz y el martillo prefieran mantenerlo oculto".


Hasta ahora el acercamiento de Gramsci al catolicismo era sólo un rumor, pero el arzobispo De Magistris, que fue uno de los responsables del Tribunal Vaticano della Penitencia, ha aportado varios detalles y novedades, que han sido publicados en el periódico italiano Il Corriere della Sera.

"Mi paisano, Gramsci -ha confesado el monseñor, que está ya jubilado- tenía en su habitación la imagen de Santa Teresa del Niño Jesús. Las monjas de la clínica en la que estaba ingresado antes de morir le llevaron imagenes del Niño Jesús y Gramsci las besó".

"Gramsci -ha recalcado De Magistris- se ha muerto con los Sacramentos, y ha vuelto a la fe de la infancia".

La opinión de Beppe Vacca

El filósofo y presidente de la Fundación del Instituto Gramsci, Beppe Vacca, comenta la tesis de De Magistris y replica que "los documentos éditos e inéditos sobre las últimas horas y la muerte de Antonio Gramsci son muchos y en ninguno de ellos consta la tesis de su conversión"

"Existen algunas cartas de Tania a Sraffa que describen minuciosa y detalladamente la enfermedad y los últimos días del fundador del Partido Comunista Italiano, y en ellas no se habla de nada de esto. Tampoco se menciona el tema en ninguno de los documentos policiales, ni tampoco en una carta del hermano Carlo a Togliatti, en la que queda reflejada la voluntad de Gramsci de ser incinerado. Cosa que en un principio tuvo algún que otro obstáculo, precisamente porque no era creyente".

Vacca, de todos modos, ha expresado que no quiere que se inice ningún tipo de polémica con el monseñor: "No conozco a De Magistris. Pero sí recuerdo que no es la primera vez que oigo oir del tema. Hace unos 30 o 40 años después de la muerte de Gramsci también una monja anciana hizo referencia a la supuesta conversión del político. Lo respeto y no me parecería tan escandaloso".

martes, noviembre 25, 2008

El OLRC recuerda los méritos de Santa Maravillas ante la ignorancia de Pajín


La secretaria de Organización del PSOE lanzó otra de las frases lapidarias del laicismo: "más allá de los méritos discutibles de la Santa Maravillas, creo que a todos y a todas se nos ocurren candidatos con mas méritos para ponerle una placa".

REDACCIÓN.- Cierto es que habiendo recibido el premio del Cielo poco le importarán a la Madre Maravillas estos reconocimientos terrenos, que en cambio sí nos congratulan a los católicos -amplia mayoría en España- o, por lo menos, en absoluto nos molestan a quienes no practicamos el laicismo beligerante y respetamos y reconocemos los méritos de quien piensa -o vive una fe- diferente. Pero hay declaraciones que, por entrañar un ataque directo a la libertad religiosa, merecen respuesta.

Leyre Pajín dixit.jpg

Como indica el Observatorio para la Libertad Religiosa y de Conciencia (OLRC), "la polémica generada por la posibilidad de colocar una placa en homenaje a la Santa Madre Maravillas de Jesús, puede haber resultado beneficiosa en tanto en cuanto el debate generado, siempre es fruto de nuevas reflexiones y un diálogo constructivo". En este sentido, el Observatorio añade que "poner en el debate social la posibilidad de homenajear en un edificio público a alguien que ha sido un exponente en su campo, es siempre positivo, y hacer constar que los motivos que han llevado a la negación de dicho homenaje han sido exclusivamente religiosos es también necesario. La persona homenajeada era una monja, y por ello no ha recibido el apoyo de la Cámara Baja, quizá haya sido lo único destacable".

El OLRC recuerda que la iniciativa del homenaje partió de la misma Mesa del Congreso, en la cual es mayoría el propio PSOE, y que por tanto considera este debate "forzado y artificial" lo que "podía haberse evitado con un poco de madurez política".

Frente a la intolerancia e ignorancia

Caso aparte son las declaraciones de la Secretaria de Organización del PSOE, Leyre Pajín, que ha demostrado como denuncia el OLRC "su sectarismo, soberbia y profunda ignorancia", al pronunciar una frase lapidaria: "más allá de los méritos discutibles de la Santa Maravillas, creo que a todos y a todas se nos ocurren candidatos con mas méritos para ponerle una placa al lado de Clara Campoamor".

Por ello, el Observatorio se permite refrescar la mente de Leyre Pajín y relatar algunos de los méritos de la Madre Maravillas de Jesús. A saber:

  • Funda un carmelo en El Cerro de los Ángeles.
  • Funda un carmelo en Kottayam (India) Mancera de Abajo (Salamanca); en Duruelo (Ávila), en Las Batuecas, en Cabrera (Salamanca); en Arenas de San Pedro (Ávila); en San Calixto en Aravaca y en La Aldehuela (Madrid).
  • Sufrió una fuerte persecución en la época de la trágica Guerra Civil, llegando a ser testigo del asesinato de compañeras y amigas por odio a la libertad religiosa.
  • Realizó una enorme labor social como la construcción de viviendas prefabricadas.
  • Ayuda en la construcción de una barriada de doscientas viviendas cerca de su convento.
  • A sus expensas hace edificar también una Iglesia y un colegio para niños pobres.
  • En su familia hubo dos presidentes del Congreso y uno del Senado.
  • Fue beatificada en Roma por Juan Pablo II el 10 de Mayo de 1998.
  • Fue canonizada por el mismo Papa el 3 de Mayo de 2003 en Madrid.
  • La Santa Madre Maravillas nació en la casa situada en la que hoy es sede de la Cámara Baja, en 1891.

En palabras de Marcial Cuquerella, presidente del OLR "resulta un ejercicio patético por parte de la señora Pajín, persona de escasos méritos políticos y sociales, el querer borrar los actos de una persona por el mero hecho de haber sido monja", destaca además que "la Santa Madre Maravillas debe ser un ejemplo y un motivo de orgullo para la causa de la defensa de los derechos de la mujer, que la señora Pajín olvida, cegada por su tremendo odio a todo lo que parezca religioso".

"El camino del entendimiento y la convivencia ciudadana será difícil, mientras personas como la señora Pajín continúen por la línea de ofender deliberadamente la sensibilidad de tantas personas en España, que se consideran admiradoras de la figura de la Madre Maravillas, con el solo objetivo de tranquilizar a las bases del PSOE y seguir viviendo al nivel que acostumbra", concluye Cuquerella.

30 diáconos! laus Deo!

Monseñor Javier Echevarría ha conferido el diaconado a 30 fieles de la Prelatura del Opus Dei. "Somos conscientes -les ha dicho- de que Él es el único camino para colmar los corazones de alegría y para instaurar la concordia entre los pueblos".

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"Regnare Christum volumus!, repitió tantas veces San Josemaría. Queremos que Cristo reine; y lo deseamos porque su Reino es eterno y universal"

lunes, noviembre 24, 2008

Beatifican en Japón a 5 sacerdotes y 183 laicos, entre ellos una familia entera




El cardenal Saraiva destaca el testimonio de los 188 mártires asesinados entre los años 1603 y 1639

Unas 30.000 personas han asistido, este lunes 24 de noviembre en el estadio Big N de Nagasaki, a la primera ceremonia de beatificación celebrada en Japón, concretamente de 188 mártires japoneses –5 sacerdotes y 183 laicos-, entre ellos una familia entera de Kyoto.

El prefecto de la Congregación para las Causas de los Santos, el cardenal portugués José Saraiva Martins, ha presidido la Misa, en la que ha destacado el testimonio de estas 188 personas asesinadas a causa de su fe entre los años 1603 y 1639, víctimas de la represión llevada a cabo por el gobierno militar –‘shogunato’- de los Tokugawa, que prohibieron el cristianismo por considerarlo un elemento de influencia occidental y un peligro para el orden social y religioso nipón.


Cuatro jesuitas, un agustino, una monja y 183 laicos

Entre los nuevos beatos destacan una familia entera de Kyoto: el matrimonio formado por Juan Hashimoto Tahyoe y su mujer Thecla, martirizados junto a todos sus hijos el 6 de octubre de 1619.
Pietro Kassui Kibe, uno de los últimos sacerdotes jesuitas de la antigua misión de Japón y primer japonés que visitó Jerusalén, da nombre al grupo de nuevos beatos. Nació en 1587, cuando en Japón ya existían las persecuciones. En febrero de 1614 un edicto impuso la clausura de las iglesias católicas y la confinación de todos los sacerdotes en Nagasaki. Sucesivamente los sacerdotes y laicos que guiaban las comunidades fueron exiliados. Kibe fue ordenado sacerdote en Roma el 15 de noviembre de 1620 y pronunció votos como jesuita el 6 de junio de 1622. En Japón oficiaba en secreto, pero fue capturado en Sendai en 1939 junto a otros dos sacerdotes, fue torturado durante 10 días, se negó a abjurar y fue martirizado en Tokio.

Con él murió también Michele Kusurya, llamado “el buen samaritano de Nagasaki”, que subió la “colina de los mártires”, a las afueras de la ciudad, cantando salmos, y murió amarrado a un palo y quemado a fuego lento.

Otro mártir beatificado este lunes es Nicola Keian Fukunaga, que murió después de ser arrojado a un pozo de fango, donde hasta el último momento rezó a voz alta pidiendo perdón “por no haber llevado a Cristo a todos los japoneses, comenzando con el shogun”.

También ha sido beatificado
Julián Nakaura, uno de los principales evangelizadores durante los años en los que el cristianismo empezó a ser perseguido en Japón.

El catolicismo estuvo prohibido durante dos siglos y medio
Los católicos que sobre vivieron a la persecución tuvieron que esconderse hasta la llegada de los misioneros europeos del siglo XIX. Japón fue evangelizado por el santo español Francisco Javier entre 1549 y 1552, y a pocas décadas de su nacimiento la Iglesia pasaba por una dura persecución.
El catolicismo japonés sufrió dos siglos y medio de prohibición. Sus miembros transmitieron sus creencias en la clandestinidad y decenas de miles de ellos fueron perseguidos, torturados, encarcelados o exiliados.

Los católicos japoneses también fueron sometidos regularmente al ostracismo y la discriminación, así como a prácticas crueles como el llamado 'fumi-e', que les obligaba a pisotear las imágenes sagradas para abjurar.

Ante las persecuciones, sin sacerdotes que les administraran los sacramentos, los católicos japoneses se vieron obligados a la clandestinidad, que sólo abandonaron en 1865 con el regreso de los misioneros franceses.

Los cristianos representan un 1,5% de la población

Un siglo y medio más tarde, el cristianismo sigue siendo muy minoritario en Japón. El archipiélago es mayoritariamente sintoísta y budista y cuenta con menos de dos millones de cristianos que representan el 1,5% de la población. De esos cristianos, sólo 500.000 son católicos.
El cristianismo se arraigó en las clases populares, especialmente entre los campesinos y los pescadores. Sin embargo, los católicos no están exentos hoy de influencia, pues las buenas familias niponas siguen enviado a sus hijos a los colegios de los jesuitas. Como hecho excepcional, el actual primer ministro, Taro Aso, es católico.

Los nuevos beatos murieron por odio a la fe, según han destacado, tras más de 15 años de investigaciones, los obispos japoneses, que por primera vez han propuesto una causa de beatificación, inspirados por las palabras de Juan Pablo II que dijo que Japón era un país de mártires y que estos debían ser reconocidos durante una visita del Papa a Nagasaki hace 27 años.
Estos mártires se unen a los 42 santos y 205 beatos japoneses ya reconocidos por la Iglesia católica: los primeros mártires, guiados por San Pablo Miki y crucificados en Nagasaki en 1597, canonizados en 1862 por Pío IX, y otros 205 beatificados en 1867.

viernes, noviembre 21, 2008

La religiosa española mutilada en el Congo desea regresar



Presentación López Vivar, que perdió dos piernas por una bomba, animará a otras personas a viajar al Congo

Madrid. (EFE).- La hermana Presentación López Vivar, la religiosa española que el pasado 28 de octubre perdió las dos piernas cuando su misión en el Congo fue alcanzada por una bomba, ha afirmado hoy que si tuviera que volver, lo haría: "miedo no me da; si puedo ser útil, vuelvo".

"Es una gracia de Dios que se me ha concedido seguir viviendo, y aprovecharé para seguir ayudando de lejos y para animar a otros a ir y decirles que no deben tener miedo", ha dicho la religiosa en una conferencia de prensa para agradecer la atención y ayuda recibida.

López Vivar también ha expresado su deseo de que la comunidad internacional preste más atención al conflicto en la República Democrática del Congo porque hay decenas de miles de desplazados "y llega un mínimo de ayuda, pero para tantos no hay, no hay comida".

Enfermera diplomada, esta burgalesa de 64 años, trabajaba en el Congo desde hace 14 años, los últimos en el centro médico que el Instituto de Religiosas de San José de Gerona tiene en la localidad de Rutshuru, en la provincia de Kivu Norte, junto a la frontera con Ruanda.

La zona es el centro de los más graves enfrentamientos entre las tropas rebeldes del general Laurent Nkunda y las fuerzas militares del Gobierno de Joseph Kabila, en un conflicto que, según la religiosa "no está acabado, está sólo en una paz falsa", y que ha provocado más de 250.000 desplazados sólo en la región.

Es ahí donde las religiosas españolas mantienen un centro médico que "funciona casi como un hospital" y en el que llevan años atendiendo a los heridos de uno y otro bando, hasta el punto de que "todos los militares nos conocen por el nombre, nos aprecian y nos respetan", ha explicado López Vivar.

Es por eso por lo que considera que la bomba que destrozó la casa en la que vivían cinco religiosas -tres españolas y dos africanas- y le dejó sin piernas "fue un error", fruto de la "mala suerte" que supone que el edificio se encontrara "en mitad del campo de batalla ese día". "Gracias a Dios he sido yo sola la herida", ha afirmado López Vivar, para quien también "es una suerte" que le hayan cortado las piernas por debajo de la rodilla, lo que le permitirá utilizar prótesis y no estar "siempre recluida".

En la rueda de prensa también ha participado la hermana Urbana Sancho, superiora del centro destrozado, y quien recogió y acompañó a López Vivar primero al hospital de Médicos Sin Fronteras de Rutshuru, luego al de los Cascos Azules de la ONU en Goma, en helicóptero a Sudáfrica, a Pretoria, y en ambulancia a Johanesburgo, y finalmente en avión a Madrid.

Tras detallar el periplo, y preguntada por lo que piensa hacer ahora, Sancho responde sin dudar "ir al Congo; el mes que viene, si Dios quiere", con la intención de reunirse con las otras religiosas del centro -que se encuentran refugiadas en la vecina Ruanda- y con las que espera reabrir la casa, porque el centro médico sigue funcionando con personal local.

jueves, noviembre 20, 2008

Oración de Joe Wright

Oración leída por Joe Wright,

Pastor de la Central Christian Church de Wichita, Kansas

el 24 de enero de 1996 en la inauguración de las Sesiones del Senado de Kansas

(Se dice que varios senadores se retiraron indignados)


Padre Celestial,

Hoy venimos a pedirte perdón y buscar Tu protección y Tu guía.

Sabemos que Tu Palabra dice, "Maldito el que llama bueno a lo malo''.

Pero eso es exactamente lo que hemos hecho.

Hemos perdido nuestro equilibrio espiritual e invertido nuestros valores.

Confesamos que:

hemos ridiculizado la verdad absoluta de Tu Palabra y la llamamos pluralismo;

adoramos otros dioses y lo llamamos multiculturalismo;

permitimos la perversión y la llamamos una forma de vida alternativa;

explotamos a los pobres y lo llamamos lotería;

descuidamos a los necesitados y lo llamamos autopreservación;

recompensamos la holgazanería y lo llamamos bienestar;

matamos a los no nacidos y lo llamamos opción;

promovemos a los abortistas y lo llamamos justificable;

descuidamos disciplinar a nuestros hijos y lo llamamos formar la autoestima;

abusamos del poder y lo llamamos política preventiva;

codiciamos los bienes de nuestro vecino y lo llamamos ambición;

contaminamos el aire con blasfemia y pornografía y lo llamamos libertad de expresión;

nos burlamos de los valores consagrados de nuestros antepasados y lo llamamos ilustración.

Escudríñanos, Oh, Señor, y conoce nuestros corazones.

Pruébanos y mira nuestra maldad.

Límpianos de nuestro pecado y libéranos.

Guía y bendice a estos hombres y mujeres

que han sido enviados aquí por el pueblo de este Estado,

y que fueron instituídos por Tí para gobernar este gran Estado de Kansas.

Confiéreles sabiduría para gobernar

y que sus decisiones nos conduzcan a hacer Tu voluntad.

Te lo pedimos en el Nombre de Tu Hijo, el Salvador Vivo, Jesucristo.

martes, noviembre 18, 2008

COLOCA A DIOS EN LA NAVIDAD


¡COLOCA A DIOS EN LA NAVIDAD!

CAMPAÑA PROMOVIDA POR EL ARZOBISPO DE PAMPLONA,

DON FRANCISCO PEREZ GONZÁLEZ,

PARA RECUPERAR EL SENTIDO CRISTIANO DE LA NAVIDAD

¡APÓYALA EN TU PARROQUIA, FAMILIA, COLEGIOS...!

Tamaños: FAMILIAR (balcones, ventanas) 0,8 x 1m (11 euros)

PARROQUIAS, COLEGIOS, ETC........1,6m x 2 m (50 euros)

OBISPADOS, CAMPANARIOS, ETC.......3 x 3,8m (95 euros)

Material: tela en los familiares y lona especial para los otros formatos.

Información y encargos: Parroquia de San Juan Evangelista de Peralta (Navarra) 948750112 y 629443777

Postales cedidas al Sr Arzobispo de Pamplona por el Monasterio de las MM. Benedictinas de la Natividad de Madrid (España)

Por qué pedí la admisión en el Opus Dei como numeraria auxiliar


Yukiko Kojima nació en Kyoto (Japón). Estudió Magisterio. Por motivos profesionales, su familia se trasladó a Pamplona (España), donde conoció el Opus Dei y pidió la admisión como Numeraria Auxiliar. Actualmente vive y trabaja en Roma.


¿Desde cuándo es del Opus Dei? ¿cómo lo conoció?

Decidí entrar a formar parte del Opus Dei el 11 de octubre de 1996. Un año antes me había convertido al catolicismo. Lo conocí a través de mis hermanos, que estudiaron en el Colegio Irabia en Pamplona, obra de apostolado corporativo del Opus Dei. Allí consiguieron un vídeo sobre Centros de Enseñanza y Trabajo por si me interesaba. Me gustó porque coincidía con mi ideal de estudiar y trabajar a la vez y, en noviembre de 1995, fui al centro de estudio y trabajo de la administración del Colegio Mayor Goimendi, en la universidad de Navarra. Allí vi el espíritu de la Obra encarnado en las personas y descubrí la importancia de la administración en los centros del Opus Dei.

¿Qué fue lo que le atrajo del Opus Dei?

Lo que más me llamó la atención fue la posibilidad de vivir en serio la vida cristiana en medio del mundo, tratar con mucha intimidad a Dios a través de lo ordinario, de tu profesión y ayudar a mucha gente a descubrir y vivir esa intimidad con Dios.

¿Por qué pidió la admisión como numeraria auxiliar?

Lo descubrí como una llamada de Dios. Al principio, no percibía la importancia del trabajo del hogar, nunca se me pasó por la cabeza dedicarme profesionalmente a esa tarea. Pensaba que este trabajo era de menos categoría. Lo que quería era ser pintora como mis padres o dedicarme a alguna otra profesión de servicio a los demás como médico o profesora.

Lo que sí tenía claro es que la familia es lo más importante en la vida de una persona y ninguna otra ambición noble podría competir con este desafío. Por otro lado, entendí desde el principio, que Dios ha querido que el Opus Dei sea una familia y que transmita ese ambiente de familia a todo el mundo; y que una familia necesita de una casa, un hogar. Pensé que tenía cualidades para ser una numeraria auxiliar y dedicarme a la atención y al cuidado de los centros del Opus Dei.

En un momento, cuando consideraba la posibilidad de dedicarme a otras profesiones, que también son un servicio directo a las personas, como la medicina o la docencia, se me quedaron muy grabadas en el alma las palabras de Jesús: "Yo estoy en medio de vosotros como quien sirve". Y pensé que yo tal vez quería dedicarme a un servicio a mi gusto, algo que pudiera tener más relevancia que un trabajo de servicio escondido y vulgar a los ojos de muchos. Entonces me fié de Dios y de la Obra.

Siendo ya del Opus Dei, estudié Magisterio. Escogí una carrera de diplomatura que me aportara un conocimiento general, y que pudiera compaginar con programas de formación profesional específica y práctica. También he estudiado piano.

¿Cómo describiría el trabajo del hogar?

Lo más bonito de mi profesión es contribuir a crear un lugar de descanso para los demás. Se trata de que la gente se sienta a gusto en casa, que sea muy grata la convivencia, que se recuperen las fuerzas para volver a la calle, al trabajo, con una energía renovada. Con cariño y con espíritu de superación puedes dar muchas alegrías y hacer disfrutar con cosas sencillas. Es un trabajo que da vida a los demás sin que se note mucho. Es como el agua o el aire: normalmente no agradecemos que existan, pero el día que nos falte el agua o el aire…

A veces se considera de poca categoría por el hecho de que es un trabajo que parece efímero y rutinario. Se piensa: limpias y se vuelve a ensuciar; preparas la comida y en 30 minutos se acaba lo que haces con tanto esfuerzo. Un libro que escribes queda materialmente en un volumen, un cuadro puede estar en un museo o decorando un espacio, y en la boca de generaciones de hombres. Pero es una monotonía aparentemente repetitiva, que también se da -de alguna manera- en todos los trabajos. El prestigio lo das tú con tu modo de hacer, de trabajar. Se puede y se debe procurar un servicio excelente.

¿Le parece un trabajo con futuro?

Es un trabajo imprescindible. Depende de la conciencia que se tenga de lo que es cada persona, de su dignidad, del valor y la importancia que cada uno dé a su propia familia. Una mujer da prioridad a la atención de su hogar en la medida en que está enamorada de su marido y quiere a sus hijos, y está convencida de que su familia es lo mejor del mundo y dedicarse principalmente a su casa lo más importante.

Me daría pena pensar que para incentivar este trabajo en la propia familia fuera necesaria una remuneración económica, pero pienso que esta profesión debe estar muy bien remunerada y tener un adecuado reconocimiento social porque contribuye a algo que es esencial en la sociedad: hacer familia. Hay servicios de manutención de la casa, arreglos, instalación, etc. que la gente paga bien porque los necesita y lo mismo debería ocurrir con el trabajo de la casa porque es necesario para la salud y el desarrollo de la personalidad en el hogar.

Habría que facilitar en distintos niveles –con el apoyo de organismos internacionales, de gobiernos nacionales, etc.- que sea una opción profesional real y no una carga para la economía familiar. Pero todavía debería haber en el mundo –y los hay- trabajos que se hacen por amor y no tanto por lo que se gana.

En realidad, la satisfacción personal de quien lo realiza libremente y por amor no tiene precio.

¿Ha estado en su país recientemente? ¿Cómo se considera en Japón el trabajo del hogar?

La última vez hace un año. Históricamente los japoneses han valorado mucho la familia y eso se ha plasmado en unas ricas tradiciones culinarias y otros detalles, como los arreglos florales que hacen muy agradable la vida en casa y que se han transmitido de padres a hijos. Ahora, como en otras partes del mundo, se ha generalizado mucho la comida rápida. La gente va de prisa y un poco más a lo inmediato.

Me gustaría que se redescubriera el valor de cuidar de la familia -sería estupendo y muy necesario para la gente de hoy- y que eso se tradujera en dedicar más tiempo; en concreto, a la preparación de esas comidas, que además de ser nutritivas forman parte del patrimonio cultural de mi país, y contribuyen a unir más a los componentes de la familia y los amigos.

¿Cómo influyen las enseñanzas de san Josemaría en su trabajo?

De San Josemaría aprendí a conocer y tratar a Jesucristo y el valor santificador de la vida ordinaria. Es para mí un gran ejemplo de espíritu de servicio.