jueves, octubre 21, 2004

... Y dijimos que estaba bien

En una reunión de padres de un colegio concertado de Valencia, la directora preguntó en el APA sobre la violencia en la escuela y cómo resolver las situaciones conflictivas: "¿qué hacer frente a la instalación de lo peor de nuestra sociedad dentro del aula?" Por último, tras el repaso de algunos hechos dolorosos, se interrogó a sí misma: "¿cómo Dios puede permitir una cosa así?"
Un padre interrumpió y dijo: "Al igual que nosotros, creo que Dios está profundamente triste por estos hechos, pero durante años hemos estado diciéndole a Dios que se vaya de nuestras escuelas, que se vaya de nuestro gobierno, de los medios de comunicación, de nuestras universidades, de la política, de los hospitales; que se vaya de todos lados: en definitiva lo echamos... de nuestras vidas. Y siendo tan respetuoso de nuestra libertad el Señor nos obedeció, creo que se ha retirado mansamente. ¿Cómo podemos esperar que Dios nos de Su bendición y Su protección cuando le hemos exigido que nos deje solos?"
Se hizo un gran silencio en la reunión y este padre siguió entonces argumentando a la luz de los acontecimientos sabidos: ataques de chicos armados a sus profesores, suicidios, acoso, violencia racista y ataques sexuales, etc.
Dijo que que todo comenzó cuando una autoridad de la consejería se quejó porque no quería que se rezara en las escuelas, ... Y dijimos que estaba bien. Y siguió:
"Luego alguien dijo que mejor se suprimiese la clase de religión en las escuelas. La Biblia dice: no matarás, no robarás, amarás a tu prójimo como a ti mismo.- ... Y dijimos que estaba bien.
Luego unos psicólogos dijeron que no debíamos poner límites a nuestros hijos cuando trasgreden las normas porque sus personalidades pueden frustarse y podríamos lastimar su
autoestima. Afirmamos que los expertos saben lo que están diciendo.- ...Y dijimos que estaba bien.
Luego alguien dijo que los maestros y directores de los colegios no deberían disciplinar a nuestros hijos cuando trasgreden las normas de convivencia. Los asesores pedagógicos de las escuelas dijeron que más valía que ningún docente o directivo de las escuelas aplicara normas de disciplina a ningún estudiante porque no queremos publicidad negativa y por supuesto no queremos que nos vayan a demandar. Y dijimos que estaba bien.
Luego alguien dijo, dejemos que nuestras hijas aborten si quieren. Y dijimos que estaba bien.
Luego algún miembro del consejo de administración de las escuelas dijo, ya que los muchachos siempre van a ser muchachos y de todos modos lo van a hacer, démosle a nuestros hijos todos los preservativos que quieran para que puedan divertirse, con nuestras hijas y así ahorramos plata en abortos y de paso "prevenimos" el sida y las enfermedades venereas. Y dijimos que estaba bien.
Luego algunos de nuestros principales funcionarios públicos dijeron que no importa lo que hacemos en privado (sodomizarnos o drogarnos) mientras cumplamos con nuestro trabajo: "es perverso pero cumple", "roba pero es eficaz". Estuvimos de acuerdo con ellos y dijimos, no me importa lo que la gente hace con su vida privada, incluyendo los dirigentes del país, mientras yo tenga un trabajo y la economía esté bien.
Luego alguien dijo: dejemos libertad absoluta a la pornografía y neguemos que es una afrenta a la dignidad humana, en especial la de la mujer. Otro afirmó que Play Boy, aparte de tener muy buenos artículos periodísticos tiene una óptica sana y realista sobre la belleza del cuerpo femenino... Y dijimos que estaba bien.
Y luego alguien llevó más allá esa apreciación y publicó fotografías de sexo explícito en Internet. Y dijimos que estaba bien, tienen derecho a la libertad de expresión.
Luego la industria del espectáculo dijo: hagamos reality shows por televisión y películas que promuevan la pornografía, la infidelidad, el hedonismo sin límite, la violencia y el sexo perverso como paradigmas de una sociedad sin valores, donde todo es cuestionable: desde la vida de un inocente hasta el derecho a la privacidad, donde la "cámara oculta" tiene el poder de dirimir sobre la fama y la honra de un indefenso ciudadano. Y dijimos, no es más que diversión, no tiene efectos negativos, de todos modos nadie lo toma en serio, así que adelante.
Ahora nos preguntamos porqué nuestros hijos no tienen parámetros para distinguir entre el bien y el mal. Si lo pensamos bien y despacio, encontraremos la respuesta. Creo que tiene mucho que ver con: "LO QUE SEMBRAMOS ES LO QUE RECOGEMOS." Es curioso cómo la gente simplemente manda a Dios fuera de la historia y luego se pregunta porqué el mundo está en proceso de destrucción."
Al final todos expresaron su acuerdo al que había pronunciado estas palabras. Todos se lamentaron de lo que estaba ocurriendo. Se acabó la sesión y alguien apuntó:
"¿Por qué no empezamos por ser mejores cristianos cada uno de nosotros, por comenzar nuestras reuniones alabando a Dios y por invitar a Dios a entrar en nuestras casas, en cada una de las habitaciones, sacando y echando fuera lo que sea incompatible con Él?"
Y acordaron repasar en la siguiente reunión los progresos que hubiesen acontecido en este propósito antes de fijar las metas siguientes.

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